CÓMO SEPARARSE DE UNA MADRE TÓXICA: 6 CONSEJOS

No es fácil cortar lazos con alguien que ha formado parte de tu vida, mucho menos si esa persona es la que te ha visto crecer: tu madre. Sin embargo, cuando la relación tóxica que mantienes con ella ya no tiene solución, a veces poner tierra de por medio es la única salida que te queda.

Pero ¿cómo saber si alejarte de tu madre tóxica es buena opción para ti o no? ¿Cómo tomar esa «ruptura» de la manera más sana posible? ¿Cómo poner límites y liberarse a la vez?

En este artículo, voy a darte 6 consejos que deberías tener en cuenta para tomar la decisión correcta para ti: seguir intentando sanar la relación con tu madre o apostar por ti y “divorciarte” de ella.

Empezamos.


¿Por qué «divorciarse» de una madre tóxica?

Hay quien se preguntará…

¿Qué podría llevar a una persona a cortar toda relación con su madre?

Una no se levanta una mañana dispuesta a cerrar la puerta a una parte tan íntima de su vida. Esta decisión suele llegar después de recorrer un largo camino de preguntas, dudas y heridas emocionales. Después de repetirte en incontables ocasiones…

"Hasta aquí, no aguanto más".

Para llegar hasta ese punto, has tenido que aprender a detectar las señales de una relación tóxica. Has pasado mucho tiempo preguntándote si esos conflictos tienen solución. Quizás, si esa solución pasa por aprender a sobrevivir y convivir con una para ti es dar media vuelta y alejarte de esa rutina.madre tóxica. Y casi seguro que has idealizado el día que termines de sanar la herida.

Después de tantas idas y venidas, a veces la única opción viable

Ahora bien, ¿cómo afrontar una decisión así?

Esto es todo lo que debes tener en cuenta.


6 consejos para cortar la relación tóxica con tu madre

Valora tus opciones.

Seguramente no sea la primera vez ni la última que te planteas si la relación que mantienes con tu madre tiene "remedio" o si es hora de marcharte sin mirar atrás. Como si esto fuera una cuestión de elegir tu dirección en una carretera de doble sentido.

¿Izquierda o derecha? ¿La pastillita roja y la pastillita azul? ¿Cara o cruz?

En realidad, no hay solución única para todas.

Cada una de nosotras debe explorar su propio camino, encontrar el que más nos acerque a nuestro bienestar y avanzar hacia él con paso firme. En paz.

Por eso, es mejor que te tomes todo el tiempo que necesites para meditar esta decisión, antes que castigarte en un futuro por las dudas, la culpa y el seguir preguntándote "¿qué habría pasado si hubiera actuado diferente?".

Y eso nos lleva al siguiente punto.


Dudar es normal.

Muchas mujeres asumen que cortar por lo sano con su madre les devolverá inmediatamente esa sensación de alivio y descanso que tanto anhelaban. Pero eso no es así y es importante que tú lo tengas claro.

Somos de carne y hueso. Llevamos años asumiendo patrones conflictivos, tóxicos y dañinos en nuestra relación madre-hija. Por lo tanto, no podemos esperar que se disipen de la noche a la mañana. Si fuera tan fácil, lo habríamos hecho sin esfuerzo hace mucho tiempo.

Quizás esperas que el alivio de divorciarse de una madre tóxica llegue de inmediato, pero también puede que esa sensación venga acompañada por otra menos agradables: la culpa, el arrepentimiento, la vergüenza, la crítica… Incluso la pérdida de la madre que idealizabas en tu interior, la que te hubiera gustado tener y nunca tendrás.

Pero eso no significa que tengas que resignarte a sentirte así para siempre, ni mucho menos que tengas que dar marcha atrás a tu decisión.

Esto es simplemente una fase habitual del proceso de sanación. Y tu "reto" será aceptarla como tal, enfrentarte a ella y seguir priorizando tus cuidados por encima de tus miedos.

No te obligues a que tu madre lo acepte.

Tú has trabajado duramente por comprender vuestra relación madre-hija y por aprender a identificar las señales, los comportamientos dañinos, los desencadenantes de un conflicto, las posibles secuelas…

Eso no significa que tu madre haya hecho el mismo trabajo que tú.

Por lo tanto, hablarle a tu madre de "narcisismo", "madres tóxicas", el "síndrome de la hija buena" y otros términos que podemos utilizar en un entorno seguro como este… no servirá de mucho para justificar esta ruptura a sus ojos.

Recuerda que tu objetivo no es justificarte. Tu objetivo es romper el patrón, dejar de revivir conflictos que os hacen más mal que bien y poner tierra de por medio. Y para eso el único requisito indispensable es transmitirle tu decisión de la manera más segura para ti.

¿Y después?

Quizás intente retenerte contra tu voluntad. Quizás intente cargarte con la responsabilidad de vuestra situación. Quizás lo acepte con resignación y te deje marchar.

Pero independientemente de su reacción, su comprensión o su rechazo…

Mira a tu alrededor.

Nada te ata.

No tienes la pesada obligación de hacer que nadie acepte tus decisiones, ni mucho menos de luchar por esa aceptación. Tú eres libre de huir de esa batalla.


Puede que los demás piensen y actúen diferente.

La presión social es titánica.

La cultura popular y las costumbres sociales nos dicen que una madre debería ser nuestra mejor amiga: un vínculo sagrado e inquebrantable. Si algo la rompe, debe de ser culpa de la hija. Nunca de la madre.

Y es posible que, debido a este estigma tan arraigado a nuestro alrededor, algunos de tus amigos o familiares cuestionen tu decisión.

Pero ¿sabes qué? Por suerte, no necesitas ni la aceptación, ni la opinión, ni el permiso de absolutamente nadie (y mucho menos de alguien que no tiene ni voz ni voto sobre tu vida privada) para establecer los límites que tú consideres positivos para ti.

Todavía tendrás que trabajar en tu sanación.

Puede que, tras cortar el contacto, recuperes tu espacio y te quites esa carga de haber soportado una relación tóxica durante gran parte de tu vida. Sin embargo, eso no significa que tu proceso de sanación termine en el momento en el que cierras la puerta.

Tienes que seguir trabajando en los auto-cuidados y tu propio crecimiento personal.

El límite más importante que debes sentar es el que empieza en tu mente, ya que esta es la que te acompaña cada instante.

Negar la relación que has tenido hasta la fecha con tu madre no quiere decir que tengas que negarte a ti misma. Cuídate, toma los pasos necesarios para sanar y reforzarte. Recuerda que por una vez tu prioridad deberías ser tú misma.

Por último…

El futuro no está escrito.

Si algo aprendemos con los años es que el futuro nunca está escrito. Y, por lo tanto, nunca debemos darlo por sentado.

Porque hoy decidas alejarte de tu madre para protegerte no quiere decir que esa situación tenga que durar para siempre.

Esta puerta se abre y se cierra justo cuando tú quieres.


No estás sola.

Hay muchas mujeres que han pasado por esta experiencia.

Afortunadamente, a día de hoy podemos hablar de esto en voz alta, podemos compartir nuestros aprendizajes y podemos acompañar a quienes tengan que tomar el mismo camino.

Hay una cantidad inconmensurable de recursos, grupos de apoyo, testimonios de gente que ha pasado por lo mismo esperándote ahí fuera. Incluso, si lo necesitas, puedes contar con una persona que te ayude a meditar esa decisión con seguridad y confianza. Sin ojo crítico, solo aceptación y consejo sincero.

Recuerda que no tienes que seguir este camino sola: busca tu punto de apoyo.


Gemma RenteroComentario