TIPOS DE MADRES TÓXICAS : ¿POR QUÉ TU MADRE ES ASÍ?

Dicen que madre solo hay una. Pero, cuando se trata de tipos de madres tóxicas, hay tantos como puedas alcanzar a contar.

Entender el perfil, los rasgos y las razones por las que tu madre es como es puede marcar la diferencia entre aprender a tratar y sobrellevar vuestra relación de la mejor manera posible… o conformarte con sobrevivir a ella.


1. La madre manipuladora y victimista

Uno de los rasgos más habituales entre las relaciones tóxicas de madre-hija.

Es común que las madres manipuladoras utilicen el chantaje emocional para empujarte a hacer justo lo que ellas desean. Lo que ellas consideran correcto, oportuno, necesario… En definitiva, actúan (y te obligan a actuar) según sus ideas e intereses.

No soportan la independencia ni la libertad de sus hijas. No quieren criar mujeres libres, sino ejecutoras silenciosas de sus deseos.

Por eso, a menudo, toman el papel de víctima: utilizan la culpa y la pena como baza para manipular a sus hijas.

¿Un ejemplo? ¿Alguna vez tu madre te ha dicho que lo que hacía era "por tu bien"? ¿Aunque doliera?


2. La madre narcisista

La madre narcisista se preocupa en exceso por las apariencias, por el qué dirán y por las opiniones de la gente que la rodean.

De cara a la galería, pueden dar la impresión de ser una "madre ideal". Como aquellas esposas fabulosas de las viejas películas americanas. Pero pocos saben en quién se convierten en la intimidad, cuando nadie mira.

Observan el mundo como si fuera un espejo: ellas deben estar en el centro en todo momento. Por eso, les cuesta mucho demostrar afecto, apoyo y amor a sus hijas cuando lo necesitan. El egoísmo suele ser su mejor compañero.

Las hijas de madres narcisistas suelen sentir que es su obligación complacer a su madre.


3. La madre controladora o sobreprotectora

La madre controladora querría que sus hijas fueran como una extensión de su cuerpo.

Su objetivo es saber absolutamente todo sobre su hija: dónde está, con quién, a dónde va, de dónde viene, qué hace cuando ella no está para vigilarla…

Esto ocurre porque creen que la figura materna debe ser la principal responsable de la vida de sus hijas, hasta el punto de que deciden administrarla y gestionarla de forma autoritaria o déspota. No son capaces de aceptar que sus hijas también deben tomar sus propias decisiones o crecer como personas independientes.

Es muy común que la madre controladora no se sienta realizada con su vida y que esté intentando revivirla o ocupar ese vacío emocional a través de la vida de su hija.


4. La madre combativa

Las madres combativas entienden la relación con sus hijas como una constante lucha de voluntades.

Han pasado muchos años alimentando la idea de que el mundo, simplemente, va en su contra; que nunca será suficiente y que la vida está en deuda con ella. Al final, se dejan llevar por el impulso de pagar esa rabia contenida con alguien: con su hija.

Y lo hacen compitiendo con ella, señalando cada detalle de sus vidas que "está mal" a sus ojos, criticando con dureza todo con lo que no estén de acuerdo. Si no pueden anular o minimizar sus logros, intentarán apropiarse de ellos ("todo lo que tienes es por mí").

Pueden adoptar actitudes muy agresivas cuando sus hijas se van haciendo adultas y reclaman el respeto y lugar que se merecen.

Las madres combativas no aceptan que su modo de educar no es el "perfecto". Se niegan a aceptar sus errores y mucho menos a aprender de ellos.


5. La madre perfeccionista y exigente

La madre exigente es experta en destacar las virtudes de su hija. Sin embargo, también creen que deben explotarlas al máximo, cueste lo que cueste.

Creen que se merecen algo mejor en su vida y que, si ellas no lo han conseguido, sus hijas lo conseguirán a base de mucho trabajo duro.

Porque sus hijas son tan buenas que deben luchar constantemente por ser mejores. Sin descanso. Deben ser perfectas. Si pueden alcanzar el 100%, ¿por qué conformarse con menos? Para las madres exigentes y perfeccionistas, no existe el 99%, tampoco los "casi" ni las excusas: solo valoran la excelencia por encima de todas las cosas.

Como consecuencia, se balancean continuamente entre el estímulo y la crítica, minando la autoestima de sus hijas mientras tanto.


6. La madre amiga y absorbente

Este tipo de madre tóxica se considera amiga, cómplice y confidente de su hija.

En ocasiones, esa percepción que se construyen de la "amistad" ideal que tienen con sus hijas anula completamente el papel que deberían estar ejerciendo como madres. Los límites de la intimidad se sobrepasan, las confianzas se exceden y se ignoran los "filtros" dentro del ambiente familiar. Incluso puede empezar a desconfiar de sus amigos (de la familia que eliges) para convertirse en sustituta de la vida social fuera de casa.

En su imagen de la relación perfecta entre madres e hijas, no distingue tu vida de la suya. Sois una. Por intentar formar parte de tu vida, acabaría ocupándola por completo.


7. La madre inaccesible

Las madres inaccesibles son aquellas que se cierran en banda, tanto física como emocionalmente, a la relación con sus hijas.

Porque su actitud es o bien completamente fría, o bien completamente despectiva.

Van al contrario que las madres sobreprotectoras, que querrían tener control y presencia en cualquier aspecto de tu vida. Y, sin embargo, comparten rasgos de la madre agresiva; solo que en este caso esta madre no busca una lucha, sino que simplemente rechaza una relación mínimamente afectiva con sus hijas.

Este rechazo puede ir desde la falta de contacto y cariño, hasta ignorar las necesidades de sus hijas, o incluso al abandono.


8. La madre dependiente

Es algo muy común en cualquier tipo de relación tóxica que alguna de las dos partes caiga en una situación de dependencia extrema. Con las madres tóxicas esto no es una excepción.

Cuando creces junto a una persona que no te permite tomar tus propias decisiones libremente y desarrollar tu autonomía, te sientes desamparada sin su control y vigilancia. Y esa dependencia ocurre tanto para las hijas como para las madres.

Porque tu madre necesita de tu atención, porque siempre ha sido sobreprotectora contigo y no sabe ser de otra manera, porque te ha convertido en un pilar fundamental de su vida, por la fuerza…

Puede que cuando te toque volar del nido, no sepa afrontar esa independencia por su cuenta. Puede que vea tu partida y tu libertad como un abandono. Y puede que, para evitarlo y retenerte a su lado, te ataque con la pena y la culpa propias de una madre victimista.


9. La madre inestable

Las madres inestables se dejan llevar por sus cambios emocionales como por una marea agitada. Sin oponer resistencia.

Un día están de buen humor y con una sonrisa de oreja a oreja. Al día siguiente tienen los nervios a flor de piel y están dispuestas a encontrar un motivo de conflicto en casi cualquier cosa. Como si fueran personas completamente distintas.

Esa sensación de desequilibrio y de no saber con qué madre te tocará convivir cada día es la que no te permite desarrollar una relación emocional estable y segura con ella.


No hay una casilla diferente para cada madre

Como hablábamos al principio, es importante que aprendas a distinguir los distintos tipos de madres tóxicas, sus comportamientos, sus rasgos, en qué manera cada una de ellas puede condicionar tu vida…

Pero eso no significa que vayas a encontrar una casilla diferente para encasillar a todas las madres del mundo.

Y aunque así fuera, ¿de verdad lo necesitas? ¿Un pequeño cajoncito donde esconder cada rasgo? ¿Cada actitud? ¿Cada mal gesto? ¿Cada herida?

Ya te lo digo yo: no lo necesitas.

Si estás aquí es porque estás buscando respuesta a preguntas que llevas haciéndote mucho tiempo. Preguntas sobre cómo tratar a una madre tóxica o cómo defenderte de comportamientos dañinos que no te dejan sanar y vivir en paz.

Aprender a identificar lo que te frena y lo que te hace daño dentro de la relación que llevas con tu madre es solo el primer paso hacia tu sanación.

Si te apetece dar el siguiente paso acompañada, solo tienes que pedirlo.


Gemma Rentero