6 PISTAS PARA DETECTAR UNA RELACIÓN TÓXICA MADRE-HIJA

Hasta en la mejor de las familias, madres e hijas tienen sus malentendidos de vez en cuando. Las relaciones familiares no son una línea recta sin altibajos, eso es evidente. Sin embargo, cuando esos altibajos sobrepasan ciertos límites que te dejan agotada día tras día, puede que malentendidos o altibajos no sean el nombre adecuado para esa relación.

¿Qué ocurre si alguien no tiene claro si la relación que tiene con su madre es conflictiva? ¿Qué ocurre si piensa que es fruto de su imaginación? ¿O que simplemente está exagerando?

Lo que ocurre es que, a veces, por más señales que tengamos a nuestro alrededor, necesitamos una confirmación externa de que lo que estamos experimentando tiene nombre y apellidos. Un nombre que, en ocasiones, se utiliza demasiado a la ligera y que hoy utilizaremos con delicadeza para no caer en el mismo error: una relación tóxica.

Por todo esto, hoy vamos a repasar algunas de las 6 señales más significativas para saber si tienes o has tenido una relación tóxica con tu madre.

1.Quiere ser el centro de atención a toda costa.

Puede que cuando intentas abrirte y compartir cómo te sientes con esa persona, con el fin de llegar a una solución conjunta, acabes chocando contra un muro, ya que esa falta de empatía hace que ignore tus sentimientos para centrarse en los suyos y procure ser en todo momento el centro de atención.

2 .Te hace responsable de sus propios sentimientos o problemas.

«No importa todo lo que haga, para ella nunca es suficiente».

¿Te suena? Es otro hábito muy común en vínculos conflictivos entre madres e hijas.

Este comportamiento, en el que la madre generalmente juega el papel de víctima, ya que achaca todos sus problemas o sentimientos a las acciones de su hija, puede provocar una enorme carga y una culpabilidad punzante cuando se convierte en algo habitual.

3. Cree que el mundo (y tú) está en deuda con ella.

Al estar tan centrada en sí misma, sin tener en cuenta nadie más, cree que su esfuerzo, su trabajo, su dolor, etc. tiene más valor que el de los demás. Es decir, cree que todo el mundo le debe algo y que, especialmente, su hija tiene que estar a su disposición en todo momento.

4. Intenta estar al control en cualquier situación.

Muchas veces, estas disputas comienzan porque la madre ejerce un control excesivo en la vida de sus hijos, sobre todo en la de sus hijas porque las ve como una extensión de ella misma. Ese control excesivo puede alargarse hasta la vida adulta, hasta llegar al punto siguiente: no respetar tus propias decisiones.

5. No respeta tus decisiones individuales.

Como veíamos en el punto anterior, cuando esa madre que siente la necesidad de controlarlo todo ve que las decisiones de su hija ya no están en su mano, toma la determinación de criticar aquellos actos con los que ella misma no está de acuerdo de forma determinante y dañina, en lugar de como una crítica positiva o constructiva.

6. Es imprevisible.

Quizás, el factor más agotador de sobrellevar una relación tóxica con tu madre es que nunca sabes cómo va a acabar cada situación o cada conversación, aunque la mayoría de las veces resuena la idea de que no va a salir bien. Hasta el punto de que cualquier contacto está rodeado de incertidumbre y se hace cuesta arriba.

Aún así, es importante recordar que detectar estas señales no lo es todo, este es solo el primer paso. Lo verdaderamente necesario para aprender a gestionar esos comportamientos, incluso cuando no dependen de ti, es trabajar en nosotras mismas.